Aprender a cómo moverse en agua, es primordial para la mayoría de familias. Actualmente, se practica «parto en agua», donde los bebés nacen directamente en piscinas climatizadas para su bienvenida al mundo. Más que una actividad de recreación, es forma de potenciar los sentidos de tu bebé, hacerle confiar en ti y pasar tiempo juntos. Continúa leyendo para saber cuándo empezar la natación para bebés.
¿Cuándo empezar la natación para bebés?
Los 9 meses de gestación transcurren con un bebé en crecimiento, ubicado en el útero, «nadando» en líquido amniótico. Parte hacia la creencia de mejor percepción de los sentidos bajo el agua. Desde recién nacidos, tienen capacidad para conservar ojos abiertos, incluso enfocar y ver cualquier cosa. Su sentido auditivo se vuelve agudo.
Sin contar los químicos usados para limpiar piscinas, está la delicadeza del organismo en infantes. El pequeño debe tener capacidad de regulación en su temperatura corporal. No obstante, varía del bebé. Realmente es decisión tuya cuándo inicia tu hijo las clases de natación. Por salud, los pequeños no deberían visitar piscinas públicas hasta cumplido su cuarto mes. La edad recomendada viene después de ese límite y entre el sexto mes.
En caso de que tu bebé tenga facilidad para contagiarse alergias, es mejor comentarlo con el pediatra. Existen algunas personas especializadas en el área, estudios para entrenar al pequeño y guiarlo en proceso de hacerlo tanto especial como seguro. Este método de enseñanza se llama matronatación con monitor.
Gracias a expertos, puedes usar la instrucción para adaptarte tú y tu bebé, aprendiendo con diversión. Mientras el pequeño experimenta cómo moverse con libertad, aprovechas para acompañarlo, además de asistirlo. No lo metas a la piscina en cualquier momento. Aquí tienes un par de consejos útiles:
- Espera a que esté descansado, además de bien comido
- Alterna las posiciones del bebé
- Háblale con suavidad, así otorgas seguridad
- Conserva el contacto físico con el pequeño
¿Qué pasa si un bebé toma agua de piscina?
Aunque es habitual, no evita los riesgos que conlleva. Tragar agua de mar o piscina, no es totalmente peligroso para los niños, excepto si sucede con frecuencia. Al ir a una piscina con bebés, debes cuidar cada aspecto de mantenimiento en la piscina. En este tipo de agua, suelen usar cloro en cantidades desmedidas y con constancia.
Suele ser empleado para lavar suciedad en la superficie, pero una vez llena de agua y utilizada, causa mal a los ocupantes. En bebés, el riesgo de pasar por daños es mayor, tratándose de enfermedades respiratorias como asma, irritación en ojos, entre otros malestares que puede herir la sensibilidad de tus hijos. Si trata de un exceso de agua tomada, más que un malestar leve, está la posibilidad de intoxicarse. El pequeño puede pasar vómitos, entre otras enfermedades estomacales.
Adicional a enfermedades que puede causar por sí solo el cloro, están las bacterias y gérmenes que nadan a sus anchas en las aguas de piscinas. Están presentes con más fuerza en piscinas públicas.